Libro El Hotel de Mónica Rodríguez.
«De pequeña viví en un hotel. Fue cuando murió mi padre. Mi madre hizo las maletas y nos subimos a un tren». Así comienza ‘El hotel’. Unos niños y una madre se refugian del dolor de la pérdida en el viejo hotel familiar del abuelo Aquilino. Servando, Jacinta, Amalia, Rosa, Manolo, Azucena, Violeta, Florencia, Juanita... Y el perro Nicanor. Son los del hotel. Un puñado de parientes y un pequeño grupo de «clientes fijos»: una viuda que (sueña que) viaja en crucero, un notario, un forense y una pareja de Canadá. Un lugar lleno de locura y de ternura que se verá alterado por la llegada del Señor X, un inspector con mal genio y la posibilidad de cerrar el hotel. ‘El hotel’ es una algarabía, una astracanada, un despilfarro de risas, cantos, lágrimas y alegría.
Una historia de trenes, de barcos, de viajes y engaños... que hay que leer:
- Porque su autora tiene la mirada aguda del niño que sufre, que siente, que observa, que espera y que sueña; la mirada herida de quien no esconde el dolor de la ausencia.
- Porque los niños de Mónica Rodríguez recuerdan a los de Ana María Matute: solitarios, en- carnados, como una chaqueta roja en un una foto en blanco y negro.
- Porque más que una novela es una obra de teatro, una mascarada, un baile alegre de disfraces donde nada es lo que parece y uno acaba siendo lo que quiere ser. Porque los personajes son ‘tipos’ que no estereotipos... reconociles y originales: únicos.
- Porque a pesar del amor, a pesar del humor –y ambos están muy presentes en la novela–, la poesía se derrama en cada gesto, en cada historia de las que forman tesela a tesela este mosaico de vidas, emociones, sueños, frustraciones, angustia y miedos. Todo al calor del hogar, todo alrededor de una mesa.
Reseña realizada por Pepe Trívez
Libro de 152 páginas.